8.29.2006

Nacho y sus totopos

Es una lástima que Nacho Libre (Jared Hess, EEUU, 2006) sea una película hecha al fregadazo. Nadie pone en tela de juicio la capacidad del actor cómico Jack Black, pero esta producción para Nickelodeon (el canal de TV dirigido al público infantil) dista mucho de ser una película memorable; aunque cuente con varios elementos que le pudieron haber valido ese grado.

Quienes me lean pensarán "¡vaya loco!" o "¿de cuál fumo?". Sin embargo, me parece que la peli cuenta con un gran acierto: Contar con un reparto mexicano y estadounidense. Esta película, de haberse tomado con mayor ambición, pudo haber sido el parteaguas para revitalizar la industria nacional con producciones hechas a la manera americana, pero sirviendo como escaparate al talento nacional. Por supuesto que la descollante actuación de Ana de la Reguera no pasa desapercibida, pero, pensemos por un momento en la gran cantidad de guionistas y técnicos de producción que en nuestro país se contentan con participar en obras mediocres como comerciales y programas de TV.

La mayoría de las reseñas parecían una calca una de la otra: Jack Black emula a Fray Tormenta, el célebre luchador mexicano que en décadas pasadas se dedicara al deporte del pancracio para sostener un orfanato. Esto es sintomático, ¿cuántas historias esperan a ser contadas en este mágico país? No sólo de la lucha libre mexicana, un icono de la cultura popular que es representado dignamente en la personalidad de Nacho Libre, sino de un montón de temas y líneas argumentales. Los pueblos vacíos de varones que viven de las remesas de los braseros, las ciudades perdidas en la periferia de las ciudades, la azarosa vida de los comerciantes ambulantes, los polecías y su culto a la Santa Muerte... ¡Uf!

No todo son loas. Lamento que los creadores de la cinta no hayan procurado captar la magia oaxaqueña. Prefirieron el cliché de los frijoles con totopos para representar la pobreza, cuando en Oaxaca se comen tacos de chapulines. Y que le pregunten a los expertos acerca del valor proteínico de los mismos... Pero no nos desviemos de nuestro tema: el cine. Nacho Libre funciona perfectamente como película de entretenimiento infantil y, felizmente (¿extrañamente?), aboga por un entendimiento bicultural entre México y los Estados Unidos, si no, lean las declaraciones de Jack Black acerca de la comida mexicana (no en balde fue candidata a ser considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, por parte de la UNESCO).

8.28.2006

Mi efecto secundario

Dicen que la película Efectos Secundarios (Issa López, México, 2006), no es tan mala como parece. Al menos eso es por lo que abogaban algunos asistentes a la premiere, a la cual tuve oportunidad de asistir. La verdad sea dicha es una película que se basa en dos puntos fuertes: El guión de la propia Issa, desde el cual nos pretende convencer de las delicias de un grupito de "adolescentes de treinta años", enrolados en la causa yuppie y convertidos -involuntariamente- en los sucesores de los cachunes ochenteros; por otro lado, la incorporación del talento de actores formados dentro del teatro, cuya frescura en la pantalla es al cine lo que las palomitas de maíz son al gusto del consumidor.


En mi opinión, la peli se ubica entre lo frívolo y lo profundo, dando como resultado que sea, o "profundamente frívola", o bien "frívolamente profunda". Es como asistir a un performance lúdico y masivo donde todos salen del clóset para decir "sí, me gusta la Banda Timbiriche", pero también, un momento de éxtasis para escuchar versos de Gabriela Mistral en la voz inspirada de Paquita la del barrio.


Hay un cierto tufillo a RBD que permea en no pocas escenas. Los personajes se ven envueltos en dramas de culebrón. La neurosis que conduciría a una exploración más ácida, conlleva a redefiniciones existenciales de lo más piteras. Para acabar, la metáfora del cuarto, donde Adán puede controlar sus impulsos y adicciones, merecería un contrapunto más atinado que esta carga de cursilerías y frases desechables que plagan la obra.


Conclusión: Se recomienda para públicos selectos que incluyan: admiradores -secretos o confesos- de los grupos músico vocales de los early 90's, treintañeros con síndrome de peter pan y mamás que los acompañen, arquitectos, diseñadores y demás mamones trendy que se alquilan un loft en la Condechi, para arponearse y meterse pastas hasta hacerle honor a la jeta, y la gran cantidad de etcéteras que ustedes consideren, se adhiera al perfil aquí expuesto.